Martí en Las Tunas
Tal y como ocurrió con la mayoría de las comarcas
cubanas, José Martí, jamás anduvo por esta provincia. El prolongado exilio
político impuesto a él por los colonialistas españoles, amén de la entrega en
cuerpo y alma a la causa de la independencia nacional, le impidieron recorrer a
fondo el país, como sin dudas hubiera deseado. No obstante, hechos muy
concretos lo relacionan inobjetablemente con la cultura, la identidad, el
patriotismo y la historia en general de este territorio. Veamos.
El tunero Manuel Nápoles Fajardo (Sanlope) dirigía en 1868
el periódico El Álbum de Guanabacoa. Al revisar un número de abril de ese año,
un investigador de la villa de Pepe Antonio encontró, según él, "lo que
sin dudas constituye el primer trabajo de Martí en letra impresa". Se
trata de un poema dedicado a Micaela Nin, la esposa de su maestro Rafael María
Mendive, con motivo de la muerte del hijo mayor del matrimonio. El Apóstol
tenía entonces 15 años. El licenciado Carlos Tamayo comenta el insólito
hallazgo diciendo que, "mientras no exista prueba en contra, el tunero
Manuel Nápoles Fajardo fue el primer editor de Martí".
Otro nombre que relaciona al Apóstol con nuestros anales
históricos es el de la tunera Mercedes Varona, primera mujer caída en combate
por la causa de la independencia criolla. "¡Viva Cuba! ¡Fuego, cubanos,
poco me importa la vida si la patria se salva!", gritó la heroína de Las
Arenas al caer abatida por las balas peninsulares el primero de enero de 1870.
En su honor, nuestro Héroe Nacional le puso el nombre de Mercedes Varona
González al primer club femenino que fundó en el exilio. De ella dijo en un
artículo: "... en el campamento de La Gloria, cayó la mujer contenta y
muerta; como en el bohío libre, cayó Mercedes Varona."
Con el Mayor General Vicente García tuvo José Martí
particulares atenciones. Al enterarse de su muerte –ocurrida en Venezuela, el 4
de marzo de 1886-, escribió: "Allá, en un asilo infeliz, moría tiempos
hace, en la rústica cama, un general de Cuba, rodeado de sus hijos de armas, y
se alzó sobre el codo moribundo, no para hablarles de los intereses de la
tierra, sino para legarles, como el último rayo de sus ojos, la obligación de
pelear por su pueblo hasta verlo libre del extranjero que lo odia y extermina, y
de la indecisión y pecho siervo de sus propios hijo".
Un suceso con olor a pólvora establece nexos entre Las Tunas
y el más universal de todos los cubanos. Ocurrió en agosto de 1897, cuando las
tropas del Mayor General Calixto García tomaron nuestra ciudad. En aquel
combate se destacó sobremanera como artillero mambí José Francisco Zayas-Bazán,
hijo del Apóstol. Fue tal el arrojo mostrado por el Ismaelillo en aquella
batalla que lo promovieron a teniente. En la orden de ascenso correspondiente
se lee: "Por su heroico comportamiento, servido en el cañón en la toma de
la ciudad de Tunas de Bayamo".
A Martí se le recuerda en nuestra provincia de otras muchas
maneras. La más notoria es la Plaza Martiana, inaugurada el 25 de marzo de
1995, en ocasión del Centenario del Manifiesto de Montecristi. Su reloj y
calendario solares admiran al visitante. El calendario se basa en el principio
del movimiento de las sombras, al cual recurre para marcar fechas tales como el
natalicio y muerte del Maestro. Una singularidad es que cada 19 de mayo,
aproximadamente a la hora de su muerte, se proyecta un cono de luz sobre su
mascarilla de bronce, obra de la escultora Rita Longa. Una placa colocada en la
plaza recuerda a alguien muy cercano al Apóstol: Ángel Guardia, el mambí que estuvo
a su lado cuando fue abatido en Dos Ríos. El homenaje señala el lugar exacto
donde cayó en combate en 1897, peleando por la toma de Las Tunas.
Los tuneros veneramos a Martí por lo que él representa en
nuestra historia. Aquí mismo, en la ciudad, una calle se dignifica con su
nombre. También lo ostentan la Biblioteca Provincial, el Palacio de Pioneros,
numerosos centros estudiantiles y múltiples entidades del estado. Un busto suyo
engalana el recodo norte del parque Vicente García. Y otros tantos presiden,
incluso, las fachadas de humildes escuelitas rurales. ¡Hasta bosques martianos
crecen en honor del Héroe Nacional de Cuba con las plantas que él menciona en
su Diario de Campaña!
Martí no visitó jamás Las Tunas. Pero, a pesar de esa
realidad, nos llegó para quedarse. Con un poco de imaginación, casi lo podemos
distinguir en la casita aledaña a la Plaza Martiana, réplica de aquella de la
calle Paula en la que vino al mundo el 28 de enero de 1853. Lo tenemos por acá
desde entonces. Aquí y en toda Cuba. Dos versos suyos lo confirman: "Yo
vengo de todas partes, y hacia todas partes voy..."
Tomado de 26 Digital
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