El cocodrilo acutus cobra vida y crece en Cabaniguán
Observar a la hembra
del cocodrilo desde el momento en que pone los huevos, calcular el día de la
eclosión y luego marcar a los reptiles recién nacidos para estudios
posteriores, deviene práctica habitual y -a la vez- principal hobby de Manuel
Alonso Tabet.
Es un hombre dinámico e inquieto por naturaleza que se ha
visto obligado a actuar con paciencia para lograr sus objetivos: revelar los
secretos del cocodrilo acutus o americano, en un lugar intrincado del sureño
municipio de Jobabo, en la oriental provincia de Las Tunas.
En Monte Cabaniguán, reconocido el mayor reservorio de
acutus en el mundo e identificado como Refugio de Fauna, puede hablarse del Rey
de los manglares y esteros de esta zona costera, que abarca 14 mil hectáreas,
colindantes con el Golfo de Guacanayabo.
Algunos estudiosos de estos saurios plantean que las hembras
se olvidan del nido, pero otros dicen lo contrario, entre ellos Manolito, como
resulta conocido popularmente Manuel, quien como un centinela ha pasado horas
durante el día, la noche y la madrugada para llegar a sus propias conclusiones.
Allí no se puede hablar de la lucha contra la soledad o el
encuentro de un hombre consigo mismo como el Robinson Crusoe, de Daniel Defoe.
Sobran motivos para sentirse acompañado.
"El cocodrilo constituye un animal de hábitos
nocturnos, difícil de ver lo que hace, por eso es tan acutus como astuto. Pero
he podido comprobar que la madre es amantísima, que cuida su nido, ayuda a la
eclosión y luego, poco a poco, traslada las crías con su boca para depositarlas
en los esteros", explica el Rey de Cabaniguán.
"Cuando son adultos, como parte de la investigación
procedemos a la captura de algunos para saber, por ejemplo, de qué se alimentan
en el medio silvestre. Ese es otro proceso que hay que ejecutar con paciencia,
mediante el empleo de lazos o redes.
"En las excursiones por los lugares de mayor población,
capturamos un macho de cinco metros y 35 centímetros -el más grande hasta la
fecha- y concluimos que el acutus puede llegar a las 800 libras.
"Para hacer esas comprobaciones no ha sido necesaria
una pelea entre hombres y animales, sino paciencia y maña para no lastimarlos,
y luego realizar los estudios correspondientes y devolverlos a su hábitat.
Anualmente en Cabaniguán se localizan 300 nidos como promedio,
a razón de 90 a 100 por hectárea.
Ello ha sido comprobado por investigadores de varios países,
quienes en distintos años, han pasado varias jornadas de trabajo en la estación
biológica que allí se activa para la observación y efectuar eventos científicos.
En los foros se ha reconocido a este enclave como el
preferido por los saurios, entre los 17 países en que habitan: desde el extremo
Sur de la Florida (EE.UU.) hasta Perú, incluyendo las ínsulas del Caribe.
Antes de llegar a los esteros del Refugio de Fauna funciona
un criadero artificial que es el resultado de los nidos encontrados en lugares
con exceso de sustrato que impide los nacimientos por la alta humedad.
Esos huevos son llevados al criadero, donde se les crean las
condiciones para la eclosión. Así, los centenares de cocodrilos que viven en
cautiverio dan la bendición a los rancheadores con su Rey al frente.
La destrucción de su hábitat y la caza indiscriminada en el
mundo, advierten que el acutus está en peligro de extinción y se prohíben los
mercaderes a nivel internacional.
Cuba es la excepción de la regla. Está autorizada al
comercio por la alta población de estos reptiles en Cabaniguán y en el delta
del Río Cauto. Pero la Isla solo tiene interés en reproducirlos para contribuir
a que un día el acutus no se extinga como sus parientes, los dinosaurios.
Tomado de 26 Digital
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