Crónica para Camilo

Esa flor que hace piruetas sobre la cresta de una ola es un pedazo de Patria coloreado de bandera para rendirte homenaje, Camilo.
Cuando la ola deshaga la flor, cada pétalo será una guirnalda con fragancia de lomerío que empapará de cariño tu chaqueta guerrillera.

Las flores son una recurrencia de honra en tu líquido mausoleo, y cada flor que besa el agua es una evocación de tu barba, tu sonrisa y tu sombrero.
Camilo Cienfuegos... A tu nombre van unidos cien fuegos de bravura, y cien florestas de sencillez te perpetúan en la memoria.
Jamás fue necesario buscarte en octubre, porque a zancadas de gigante has recorrido el almanaque como para confirmar tu omnipresencia.
Y si la flor es solo un detalle que transpira admiración, un jardín flotante navega hoy hacia ti con buen viento y mejor velamen.
Porque, ¿sabes?, no hay palabra que pueda emular en elocuencia con el simple acto de dedicarte una flor silvestre este 28 de octubre.
Mira a ese niño tunero con una flor en la mano. Lleva en su rostro tu rostro, y el simbólico parecido lo dignifica y agiganta.

Un día como hoy, hace 57 años, ocurrió tu trágica zambullida en la historia. Pero un día no es suficiente para darle la vuelta a un hombre.
Por Juan Morales Agüero Tomado de 26 Digital

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