Jinete de Dos Ríos

Un siglo y 20 primaveras años llevas hoy cabalgando intensamente vivo sobre la silla de la muerte, Martí. Es decir: 120 años de presencia tangible, mil 440 meses de inspiración fecunda, infinidad de jornadas de magisterio incomparable... Tú mismo lo aseguraste: "La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida." Y la vitalidad de tu deceso lo confirma.

Una centuria y 20 años después del drama de Dos Ríos, tu nombre es rebato de clarines que llaman al combate y bandera desplegada sobre la soberanía de la Patria. Tú mismo lo proclamaste: "Preparar a un pueblo para defenderse y para vivir con honor es el mejor modo de defenderlo." Y la lucha que aún nos convoca lleva la impronta inconfundible de tu propuesta.
Cien años y 20 almanaques anduvo la historia desde aquel mediodía jiguanicero en que el Sol te miró a los ojos. Al verte inmortal la muerte, le encargó al lienzo y al mármol la misión de perpetuarte. Hasta tu prosa y tu verso llevan implícitos el ardor de los rebeldes. Tú mismo lo dijiste: "El triunfo es de los que se sacrifican." Y el sacrificio tuyo alentó nuestro triunfo.

Una centena y 20 calendarios desgranaron años, meses, días, horas..., desde aquel 19 de mayo de 1895. Tus llamados a la unidad nacional para enfrentar al enemigo encontraron eco. Tú mismo lo dijiste: "Cuando un pueblo se divide, se mata." Y hoy nos encuentras poniendo en práctica tu divisa. Apretados, Martí, como la plata en las raíces de Los Andes.
Tomado de 26 Digital

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