Más grande que el dolor es tu gloria, Comandante Chávez
Sigo sin entender
tu muerte, pero la realidad le dará el jaque mate a la certeza de que nada es
eterno. Aún así, no te fuiste. No naciste para eso. Eras demasiado grande,
sencillo y humano para esconderte, en algún sitio equivocado, sin dejar
huellas. Hoy el dolor por la escapada sin permiso me hace sentir la gloria de
tu alma. Otra vez multiplicada.
Venezuela se
llenó de tu espíritu este miércoles 6 de marzo, un día después en que la
ausencia no pudo con el espejismo de la vida. Hugo Rafael Chávez Frías vuelves,
con más clamor, a levantar la voz del istmo americano. Recuerdas al rocío,
sobre las flores cuando abren los pétalos al sol.
¡Qué bella es
esta inmortalidad entre tu gente! Ha quebrado al dolor. Las lágrimas son lanzas
por las calles, mientras tu ataúd recorre palmo a palmo por Caracas. América
allí, como un talismán y una leyenda. Como eras tú, querido Comandante.
Nadie puede
negarlo. Sigues vivo. La eternidad cabe en un puño. ¡Lo levantaste tantas veces
por nosotros! Y sin pensar, quizás, que se multiplicaría por los cuatros
costado de tu América, tu tierra, y más allá de las fronteras del planeta.
La más hermosa
lección de unidad ha salido a buscarte. Te encontró. Lo aprendieron de ti y de
tus sueños, del fusil y de la meridiana transparencia de la verdad que
incrustabas en los mapas de los pueblos con tus discursos, gigantes, sencillos,
propios de quienes hablan con el corazón y la voz de la Patria, la grande y la
chica.
No partiste. Lo
presentiste de algún modo y lo dijiste: "uno se queda circundando".
Te convertiste en millones. Eres la dialéctica concreta de la convicción del
continente. La fidelidad y la esperanza cierta, tangible. La grandeza de tu
entrañable Venezuela.
Sembraste una
semilla extraordinaria, compatible con quienes no olvidan las raíces. Y este
interminable dolor de los pueblos, dignificados con tanto frenesí por esa
Patria nueva que le regalaste a Bolívar con sacrifico y entrega ilimitada,
viste de rojo. Te sigue. Ellos, como nosotros, los latinoamericanos, no te
enterramos. Sencillamente, entonamos el himno y vamos contigo,
Comandante Chávez.
América está
llena de tus huellas. No importa que te hayas escondido
Tomado de 26 Digital
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