Restaurante 2007: Cómo romper un mito
"Aquí todo
tiene cinco años", dice categórica Yunia Machado Martínez, segunda
administradora del restaurante tunero 2007; y, cuando advierte en el rostro el
asombro de sus interlocutores esboza una pícara sonrisa.
Es que esta
instalación gastronómica, inaugurada el 31 de diciembre del año que la nombra y
tras un lustro de funcionamiento, ha roto un mito que domina el imaginario
simbólico de los cubanos y viste ropa de adagio ocupando espacios en el
refranero popular: Escobita nueva barre bien, una ironía que denuncia la manera
en que la desidia y el abandono victimizan a diversas instituciones de este
tipo en el país.
Entonces,
interviene Pastor Peña León, el administrador desde junio del 2009, y explica
cómo han logrado conservar igual que el primer día los recursos y los medios
asignados para complacer a una exigente clientela que les depara elogios
cotidianamente:
"Las
soluciones a los problemas las buscamos desde el colectivo. De sus opiniones y
sugerencias salen las mejores propuestas. Ellos son los que saben. Respetamos
sus ideas, las apoyamos y enfrentamos juntos el mejoramiento continuo. No hay
otra receta", afirma convencido de las ventajas de esta práctica.
Y Élida Pons
Artéllez, fundadora, chef de cocina y secretaria general de la sección
sindical, corrobora las palabras de Pastor: "Nosotros acogemos la unidad
como algo propio. Esta es nuestra segunda casa. Nos encargamos de los
mantenimientos, de la pintura, de corregir a tiempo cualquier detalle
constructivo para frenar el deterioro natural que sufren los inmuebles."
"Esas
labores, enfatiza Élida, las asumimos con trabajo voluntario, después de
debatir las iniciativas tomamos las más acertadas y todos nos sumamos al
cumplimiento. Es útil que tengan en cuenta lo que pensamos."
Auténticamente
tunero
Quizás una de las
causas que tanto motivan y estimulan la responsabilidad individual está en que
el recinto es expresión genuina de la cultura local. "Esto es ciento por
ciento tunero", remarca Pastor.
El diseño para la
adaptación del inmueble respetó las características eclécticas de la
arquitectura que predomina en el corazón de la ciudad, tanto en la fachada como
en el área del lobby y las oficinas de administración, y extendió esas líneas a
los nuevos objetos construidos en lo que fuera su patio interior, ahora ocupado
por el salón –de dos plantas- y la cocina, levantados con tanto apego a los
valores patrimoniales que resulta difícil distinguir lo antiguo de lo reciente.
Lo confirman el
proyecto de la obra (CREVER); los 16 cuadros del pintor Jesús Vega Faura
(Chucho), que adornan el interior con imágenes de la ciudad neocolonial y en la
Revolución; los vitrales del artista Carlos Denis, devenidos fresco del
eclecticismo que distingue la arquitectura citadina y acerca al visitante a
momentos clímax de la historia (los incendios mambises contra el dominio
español), la Palma Real y La Fuente de Las Antillas, un regalo de la insigne
escultora Rita Longa; el mobiliario de FUSA; y, el predominio en la oferta de
rones y vinos de factura regional.
Esos atributos y
el excelente clima laboral que reinan sazonan el variado menú de comidas
típicas a base de carnes de cerdo, vacuno, pollo, mariscos, pescados, conejo,
ovejo y embutidos preparados y servidos por los 40 trabajadores del centro para
degustar en un ambiente amenizado, fundamentalmente, con música instrumental de
clásicos cubanos y extranjeros.
Catalogado como
uno de los restaurantes que más recauda en la ciudad, unos siete mil pesos
diariamente, no son ni los altos precios ni su privilegiada ubicación
geográfica (avenida Vicente García, en el mismo centro histórico de la ciudad)
las razones de ese premio.
"El valor de
los platos fuertes oscila desde los nueve pesos y los 37 y tenemos competencias
de otras instalaciones especializadas de mucho prestigio y de gran cercanía
como los restaurantes Nuevo Mundo (comidas españolas), El Colonial (criolla),
el Reymar (pescado); y, La Cadena y La Milanesa (italianas)", comenta
Pastor.
Ejercen similar
competencia otras instalaciones con ofertas en divisa como El Baturro, La
Bodeguita y el hotel Cadillac; y, del sector no estatal incorporado cada vez
con más fuerzas a estas prestaciones.
Pero, "hay
muchos trabajadores con calificación técnica en diversas especialidades
gastronómicas. He tenido la posibilidad de capacitarme, de superarme y de
combinar la teoría con la práctica", agradece la jovencita Taimí Green
Castillo, graduada del politécnico de Comercio y Gastronomía Cucalambé el año
2004. Y esa es otra fortaleza.
Esas premisas le
suman al restaurante 2007 atractivos especiales:"De este lugar teníamos
muy buenas referencias y ahora comprobamos que son verdad. Es muy acogedor, el
trato afable, y la calidad buenísima", asegura Laudelino González, un
puertopadrense que junto a su esposa y a la pequeña hija de solo cinco años
desafío los imponderables de la distancia para encontrar satisfacción.
Epílogo
Así queda
demostrado que la eficiencia y el sentido de pertenencia no son, como la
práctica en muchos casos corrobora, patrimonio del trabajo no estatal.
El primer peldaño
para que un colectivo esté identificado con su objeto social y con su centro es
darle participación real en las principales decisiones que adopta la dirección
administrativa, una asignatura todavía pendiente en no pocos procesos
productivos y de prestación de servicios en nuestro universo nacional.
De eso da fe este
colectivo laboral, que reúne actualmente a 28 mujeres y 12 hombres signados por
la estabilidad, pues del total el 80% son fundadores de un colectivo con un
promedio de edad de 35 años, un signo inequívoco de relevo asegurado.
Tomado de 26 digital
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